martes, 25 de agosto de 2009

Radicada en ti misma...

Radicada en ti misma,
desertando de risas y colores,
vecina de un arrullo
que parece una lágrima,
así te veo
como quizá nunca quisiera tu corteza:
legítima e irrepetible,
luz al fin toda
y toda desde el aire,
como lejos de ti y al tiempo describiéndote
en arias de hermosura
y de fulgores.
Esencial y primaria,
qué hacer sino ignorarme entre raíces,
pero el orgullo es tenaz
y convierte la belleza en entusiasmo
de buscarte perdida,
menesterosa de algo que te ofrezco y rechazas,
y ya no eres más que el dictado de mi anhelo,
hermosa y arrancada.
Apuesto por el pecho
cuando tendría que hacerme elemental
según tus claridades,
y entregar al instinto tornasoles del día.
Me siento inabarcado
porque me obstino en ser como la noche,
donde se perpetúa un centro aglutinante,
antiguo, solitario,
generador de un tiempo de deshoras;
y mientras tú,
que no me lo arrebatas
con esa intrepidez que sería tan tuya,
caminas al jazmín,
descansas en la loma,
te elevas
existiendo perenne en los escritos,
y entre el cielo y la tierra
has compuesto una extraña partitura
cuya armonía es memoria de silencio.
Esto es cuanto esperaba;
esto es cuanto sabía esperar
de tus miradas ciegas,
y lo he sabido ahora.
¿Qué hiciste con el fuego?
Lo asimilaste a la textura de tus ojos.


De la colección de poemas "Cuanto para ti voy inventando", publicada en el volumen "Nuevos autores de la poesía española/3", de la serie "Poesía española contemporánea" (Sevilla, 2001).

No hay comentarios:

Publicar un comentario