Un poema: "Soneto XXXVIII", de Garcilaso de la Vega
"Estoy continuo en lágrimas bañado,
rompiendo el aire siempre con suspiros;
y más me duele no osar deciros
que he llegado por vos a tal estado;
que viéndome dó estoy y lo que he andado
por el camino estrecho de seguiros,
si me quiero tornar para huiros,
desmayo, viendo atrás lo que he dejado;
y si quiero subir a la alta cumbre,
a cada paso espántanme en la vía
ejemplos tristes de los que han caído.
Y sobre todo, fáltame la lumbre
de la esperanza, con que andar solía
por la oscura región de vuestro olvido."
Enorme Garcilaso!
ResponderEliminarSiendo un poco iconoclasta, diré sin embargo que el dilema que se plantea es el de los que no paran ni disparan, ni saben si suben o bajan y no son chica ni limoná. Pues o se arriesga a subirse al monte y decirle que la quiere (y aceptar corres el riesgo de recibir un No) o debería volverse atrás, olvidarla y buscarse otra más asequible, que seguro que las hay. Pero quedarse en medio del camino como el perro del hortelano, sin comer ni dejar comer, es la peor de las opciones. Hay que convertir los retos en oportunidades o retirarse a tiempo. Menos mal que sin duda era un mero artificio retórico, porque de lo contrario, pobre hombre!
Bromas aparte, gracias por el poema, preciosisímo como todos los suyos.