Viajada noche,
concluye el solo reino,
la altura que no sabe y nada ostenta,
la abdicación del cóndor.
Cuando viajar es derruir un templo oscuro
de culto envenenado
-porque viajar se enfrenta a la desdicha-,
no queda en pie la ruina sino el ansia;
sabiduría entera, sabiduría instinto
que sólo tras el valor y desde el salto
ha de alcanzarse.
Si nacer trae derrota
viajar ofrece lance de desquite:
nunca la voluntad será tan pura,
nunca será la muerte tan ajena.
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