Un pentagrama de encuentro para las palabras que hablan de música, la música que nos deja sin palabras y la poesía: sinfonía del alma.
miércoles, 3 de septiembre de 2014
Un libro: "País de detalles", de Alfonso Mallo
"Menos es más" suele ser un axioma de la poesía moderna: profundo sentido de la depuración extrapolable al hecho literario todo, y que, cual acicate para las indagaciones insólitas, fomenta la virtud de las visiones oblicuas, de las concomitancias entre géneros, de las miniaturas que, como notas a pie de página, comentan y completan la pasión totalizadora de un discurso sometido hoy, cuando menos, al escrutinio de un riguroso imaginario. A esa estirpe creativa de lo insólito pertenece, sin duda, el extraordinario libro que el escritor y editor argentino Alfonso Mallo (Mar de Plata, 1975) vio publicado en 2012 en Chile bajo el sello de RIL Editores: País de detalles.
Compuesto entre 2002 y 2005 -es decir, exactamente durante los años de aparición de las dos obras anteriores de Mallo, la colección de relatos Luz de la inquietud (2003) y la novela Los incendios (2005)-, País de detalles presenta el tono íntimo de un diario sin fechas, cuya altura reflexiva e imaginativa lo sitúa más bien en el ámbito de una miscelánea lírica embridada por una prosa certera, y sostenida férreamente, a mayor abundamiento, por una estructura en tres partes -"Extrañeza", "Desprolijidad", "Working class"- de veinte textos cada una. Sin concesiones al sentimentalismo, las emociones recónditas, tenuemente intelectualizadas, que van surgiendo y susurrando confidencias tienen por bajo continuo -a la manera del Barroco musical- el gran asunto de la obra, el pilar que le da sangre, color y claroscuros: la progresiva adaptación de un extranjero a su nuevo país de residencia, reflejo fiel de la peripecia vital del propio autor. Libro singular, inclasificable porque así se concibió y devino, sencillo y sofisticado, sereno y envolvente, País de detalles conoce bien la sabiduría de las creaciones de veras importantes; esas que, humildemente, confían en sus ecos.
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