que la belleza de junco de esta niña:
el junco sacudido de sus ojos.
Admirarla clavada en esta brisa rota,
inverosímil,
aboca al más cercano vértigo.
Yo olvido mi mirada,
soy la suya,
contemplo a una mujer de veneros fugados.
¿La que quizá ella sea?
Asomarse al futuro como juego prohibido
y no lograr reconocerse.
Estrella temblorosa
que unos ojos de niña perpetúan,
ensalzan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario