"Es curioso: a medida que nos alejamos en el tiempo de lo que hemos vivido, quedan impresas en nuestra memoria pequeñas secuencias cada vez menos prolijas, más reducidas a lo esencial, en las que las personas que conocimos habitarán ya para siempre los espacios y los colores que también fueron los que nosotros habitamos. Cinco días, una semana después de que algo suceda, somos capaces de relatarlo incluso aportando detalles tan nimios que nos parece increíble que hayamos podido reparar en ellos; cuatro, cinco años después, nos despojamos involuntariamente de retóricas, y el suceso se nos ofrece desnudo, limpio, tal como fue, escindida nuestra mirada, nuestra subjetividad al fin."
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