Tu belleza quiere ser mi extrañamiento,
mi lejanía de ti pese a esta charla,
el adiós prematuro y demorándose.
Creo observar la rebeldía
de las cosas impares e insidiosas
donde no hay más que el orden de los seres exactos.
Y en la quieta exactitud me sincero,
sin advertirlo,
precisa tú, al día de mi pánico,
al menos durante el solo instante
que separa el corazón de la mirada.
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