Richard Wagner |
Al cumplirse en 2013 los primeros 200 años transcurridos desde el nacimiento de uno de los compositores más influyentes de la historia, el alemán Richard Wagner (1813-1883), resulta especialmente interesante recordar algunos de los comentarios que el gran poeta Charles Baudelaire (1821-1867) dejó escritos en la francesa Revue Européenne el 1 de abril de 1861, con motivo del, por entonces, reciente estreno de la ópera romántica Tannhäuser en París, el 13 de marzo del mismo año:
"Recuerdo que desde los primeros compases experimenté una de aquellas impresiones felices que casi todos los hombres dotados de imaginación han conocido en sueños, durmiendo. Me sentí libre de las cadenas de la gravedad y me reencontré con el recuerdo de la extraordinaria voluptuosidad que circula en los lugares altos (...) Luego imaginé sin querer la condición deliciosa de un hombre entregado a un gran sueño en una soledad absoluta, pero una soledad con un inmenso horizonte y una amplia luz difusa: la inmensidad sin ningún otro decorado que sí misma. De pronto tuve la sensación de una claridad más viva, de una intensidad luminosa que crecía con tal rapidez que todos los matices del vocabulario no bastarían para expresar este incremento siempre renovado de blancura y de ardor. Entonces concebí claramente la idea de un alma en una atmósfera luminosa, de un éxtasis hecho de voluptuosidad y de sabiduría, que tenía lugar en lo alto y muy alejado del mundo natural.
(...) Ningún músico destaca como Wagner en describir el espacio y la profundidad, tanto material como espiritual. Éste es un hecho que muchas inteligencias, y de las mejores, no han podido menos que poner de relieve en muchas ocasiones. Posee el arte de transmitir con sutiles gradaciones todo lo que hay de excesivo, de inmenso, de ambicioso en el hombre espiritual y natural. A veces parece que, escuchando esta música ardiente y despótica, se encontraran allí, como pintadas sobre telones de tinieblas desgarrados por el sueño, las visiones que se conciben en el vértigo del opio."
Charles Baudelaire |
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