A Alfonso Daniel Rodríguez Castelao,
in memoriam.
En mi sueño hay unos celtas aguerridos
que sólo al mar se entregan.
En la hora del silencio de los hombres
la noche se abre en olas,
y tranquilos escuchan.
La perfecta península,
erizada de círculos como un sordo alfabeto
-fiel piedra sobre piedra-,
su pacto con las aguas testimonia:
la carne del sonido.
Los aguerridos celtas sucumben hacia el alba,
por propia voluntad.
Al despertar con ellos
me sorprendo esperando la poesía.