
DE JOSÉ A ROSA
Sólo el poco predicamento con el que cuenta la poesía en nuestra vida cotidiana puede explicar que una obra como ésta, que además se inscribe en la vena poética relativamente más popular, la lírica amorosa, no esté ya en el corazón de todos los lectores en lengua castellana. Bien al contrario, Cantos a Rosa -quizá el mejor poemario amoroso de las últimas décadas en España- parece estar condenado a moverse en ese pequeño círculo de los verdaderos amantes de la literatura cuya sensibilidad les ha permitido, y les seguirá permitiendo, descubrir esta joya de nuestra poesía.
El veterano José Antonio Muñoz Rojas (Antequera, 1909) vio cómo, gracias a la editorial Pre-Textos, puede encontrarse en el mercado una edición aumentada de sus prodigiosos Cantos a Rosa, cuyo grueso original data de 1954 -convertido hoy en la primera sección de la obra-, y al que se le añadieron dos nuevos segmentos: "Póstumos a Rosa" (1990) y "Novísimos a Rosa" (1998). La perfecta imbricación de contención -siempre la brevedad y a veces el silencio- y entusiasmo -el gozo de saber que, pese a todo, siempre nos quedará el amor para ir viviendo- es quizá el rasgo más sobresaliente de esta obra adorable, de obligada lectura, en la que el nombre de la mujer amada fluye con esa naturalidad tan cercana a la lógica sucesión del tiempo, al escapar incesante de la vida:
"Rosa, Rosa te digo y nunca alcanzo
la hondura de tu nombre y sus reservas.
Rosa segunda que ahora te me abres,
ábreme tú el secreto, que yo vuelva
a escuchar tu palabra, que yo pueda
decirte, Rosa amiga."
(Foto: Retrato de José Antonio Muñoz Rojas.)